domingo, 22 de mayo de 2011

Abuelo...






Luis Ibáñez Camellín....era el nombre de mi abuelo, mi artista favorito. He querido colgar un autorretrato suyo pero no lo he conseguido asi que esta semana seguiré intentándolo con ímpetu, o al menos buscaré un par de fotografías suyas para mostraroslo físicamente.
No sé muy bien por qué estoy escribiendo sobre una persona a la que ni conocí y de la que tengo muy pocos datos; solo sé, que mi casa, las casas de todos mis tíos y la antigua casa en ruinas de mi abuela, está abarrotada por todas las paredes de cuadros de todo tipo: grandes, pequeños, a boli, lápiz, grabados, acuarelas...Nunca los he contado pero creo que sería una cifra bastante grande puesto que en cada rincón de las casas de mi familia materna encuentras un pequeño apunte con la firma de Ibáñez.
He querido hacer una breve memoria sobre él al final de este curso que acaba, para dejar constancia de lo que realmente soy, de dónde vengo y de porqué soy feliz al mando de un pincel. Pues aquí está la respuesta, todo viene por los genes masculinos.
Luis Ibáñez nació un 20 de octubre de 1935, una época todavía vanguardista que le influyó a lo largo de toda su vida. Desde niño pintó y pintó pero nunca se dedicó a ello como profesión. Estudió, en la Escuela de San Fernando, Decoración, y pudo ejercer de ello decorando escaparates de algunos comercios ganándose algo de dinero para sobrevivir. Nunca pretendió vender su arte ni comercializarlo, lo único que buscó toda su vida, fue reunir numerosas obras para poder hacer una exposición con su nombre, pero nunca llegó a lograrlo.
Su vida se fue tornando al volver de un viaje de Paris, donde pasó una temporada y luego se instaló en Madrid donde trabajó para empresas como "Distiplax", y acabó siendo director de "Formica". También hizo sus pinitos como delineante y llegó a realizar los planos de las Torres de Colón que nunca llevaron su nombre por no tener el título de arquitecto (una verdadera pena, ya que sus diseños aun están en alguna carpeta por mi casa con todos los planos del edificio, que sin enbargo, nadie sabe que lo hizo él).
En ese tiempo, hacia junio de los ´60 contrajo matrimonio con mi señora abuela, Elena Corao, con la que tuvo siete hijos y dos de ellos fallecieron; si bien quedaron cuatro mujeres y finalmente el hijo varón que con tanto ímpetu buscaba mi abuelo y que bien dejó claro que era el rey de la casa, porque mi tío Luis(quien adoptó el nombre del padre) era el señorito de la casa y hacia absolutamente todo lo que le apetecía; todavía me cuenta mi madre y mis tías las numerosas historias de las peleas por sentarse en el sofá, ya que el pequeño Luisito siempre podía estar allí tumbado, pero las cuatro niñas al no tener hueco, veían la tele sentadas todas en el suelo...(estos hombres...ya se apoderaban de todo). 
Cuando pregunto por él apenas me dicen nada sobre lo que hacía o como lo hacía, solo me cuentan que siempre estaba pintando; se metía en el cuarto de estar y nadie podía molestarlo cuando realizaba alguna obra. Es magnífico poder ver tantas cosas distintas hechas por una misma persona que lo que buscaba era un sueño. Tantos dibujos y tantos preciosos cuadros, incluso esculturas de bronce, nunca consiguieron adornar una gran sala que se titulara Ibáñez, o Camellín, como solía firmar cuando era joven.

No sé muy bien por qué pero estoy escribiendo las pocas cosas que sé del abuelo y me emociono y me frusto sobretodo por no poder haberle conocido, porque si hubiera sido así, habría aprendido millones de técnicas y miles de consejos de un verdadero artista y de un verdadero maestro. Pero de él solo me quedan sus cuadros y sus pequeñas colecciones de conchas que adornan casi toda mi casa. Era mi gracioso, le encantaba ir al Rastro de Madrid y se llevaba a casa miles de conchitas gigantescas y caracolas y objetos extraños ue están esparcidos por toda mi casa, y que sin ellos no sería mi casa. Sin mis paredes abarrotadas por sus plumillas, o mis pequeñitos baldosines que decoraba con tanto cariño...Aquí os dejó mi favorito, es magnífico si lo vieraís en persona, pero que mi madre el otro día en la mudanza, intentó colocarme en mi habitación y que consguió destrozarlo después de llevar en pie más de 50 años...y encima va y lo tira!!!!! Por poco la mato! Pero pude rebuscar en la basura y encontrar los cachitos de mi bailarina y bueno casi está completa...pero eso por nada del mundo se va a la basura!.
La fotito se ve un poco mal pero el azulejo es negro brillante y de todas las formas que lo ponía se reflejaba asi que no conguí un buen resultado, pero bueno, es mi bailarina y la tengo un cariño especial.
Mi abuelo falleció un día que acudía a trabajar, le dió un ataque y no se despertó. Mi madre apenas tenía 18 años, por eso ni mi padre ni ninguno de los sobrinos llegamos a conocer a este gran hombre y gran artista. Os dejo unas poquitas obras y a ver si consigo recopilar más cosillas para que veaís lo que admiro las paredes que me rodean. 







Pintó mucho con plumilla, y en numerosas ocasiones desnudos de mujeres (por que sería abuelo...).
Este es uno de mis favoritos entre tantos.


Este es más especial, es bastante más extraño pero tiene un encanto al que nunca nadie cuando lo ve puede resistirse. También es otro denudo femenino a plumilla que realizó de un solo trazo y luego delineó con diferentes colores. Es bastante impactante por su tamaño y la verdad que el gesto de la mujer y la perfección del trazado logra acaparar todas las miradas.













Esta obra también impacta mucho, es un cuadro de casi tres metros de largo por uno y medio de alto más o menos, y lo curioso de él, es que al acercarte solo ves garabatos y no aprecias nada, apenas la plumilla negra y unos manchurrones rojos; pero si te alejas los manchurrones se convierten en toros y pañuelos rojos que atan al cuello de los corredores de los San Fermines. Es impresionante de cerca.




Bueno, tengo aquí como mil fotos más de miles de cuadros, pero tampoco quiero cargar demasiado, os dejo con uno chiquitín que también me gusta mucho, es la pareja del primer cuadro de todos que subí al principio y que tiene un encanto especial; la calidad también es mala porque parece que esté grabado como en una plancha metálica o algo así y sale también el reflejo.
Intentaré esta semana conseguir unas cuantas fotos y los magníficos barcos que también fabricó (pequeñas maquetitas) porque era un apasionado de los barcos, al igual que ha salido su nieta.
Te quiero abuelo, gracias por dejarme lo mejor que podías regalarme , tu arte.
Ojalá pudiera aprender de alguien como tú.

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